Cuento 2 la reina masa y el señor peso
La Reina Masa y el Señor Peso
Había una vez una Masa que, creyéndose Reina, andaba por casi todas partes del
mundo para que todos la conocieran y supieran lo importante que era. No existía
territorio alguno que no supiera de su existencia. Estaba en todas partes.
Por entonces, en una aldea cercana, surgió sin explicación alguna un señor que se
hizo prontamente conocido y llegó a oídos de toda la gente por todas partes de la
tierra. Se hizo llamar el Señor Peso. Fue tanta su popularidad que la gente lo
empezó a usar para muchas cosas de su vida cotidiana.
Las personas cuando iban a la feria le decían al vendedor que le pesaran la fruta y
la verdura. Cuando iban al médico, la enfermera lo primero que hacía era pesarlos.
Cuando jugaban en el parque de entretenciones el que pesaba más ganaba en el
juego del balancín.
El Señor Peso pronto se hizo más popular que la famosa Masa y no faltó quien
concertó un encuentro entre ellos y toda la gente se dispuso a verlos y a
escucharlos, tal era la fama de ellos que no hubo reino en la tierra que no estuviera
atento a este esperado acontecimiento.
La Masa, cuando vio llegar al Señor Peso no se movió de su lugar esperando que el
recién llegado se acercara a rendirle honores. Por cierto que el Señor Peso hizo caso
Cuentos Didácticos de Física Hernán Gonzalo Verdugo Fabiani
Preparado por Patricio Barros 6
omiso de tal situación y se colocó pronto a disposición del moderador, el famoso y
prestigiado animador Gravitón.
Gravitón les pidió que se identificaran y dieran a conocer sus cualidades más
atractivas que tenían.
Entonces el Señor Peso dijo: Yo estoy en todas partes de la tierra, la gente me usa
para muchas cosas y, me cambio de ropaje cuando quiero, la gente me valora de
diversas formas, a veces soy más grande otras veces más pequeño. No hay cosa en
la Tierra donde yo no esté. Yo siempre miro hacia abajo, nunca miro hacia el lado ni
hacia arriba, ¡no!, la gente y las cosas se han dado cuenta que no necesito mirar
hacia arriba pues nadie más hay.
Le llegó el turno a la Masa y dijo, muy pausadamente: Miren todos, yo sí que estoy
en todas partes, no solo en la Tierra, yo existo en todas partes y más aún, no me
ando cambiando de vestuario, la gente que me conoce en un lugar siempre me verá
de la misma forma, nunca sufrirá un desengaño, yo jamás los defraudo. No importa
que vaya al polo o al ecuador, sigo siendo la misma. Con la humildad que me da el
saber que soy la Reina de toda la naturaleza no necesito andar mirando para abajo,
yo miro de frente de costado, para arriba, para abajo, para todas partes miro yo.
El Señor Peso, viendo que la gente que estaba presente en el encuentro empezó a
aplaudir más a la Masa, sacó de entre su ropaje su bastón de mando, que parecía
una flecha, y por más que quería levantarlo no podía, no dejaba de señalar el centro
de la tierra.
La Masa, no podía contenerse de la risa y siguió: El Señor Peso dice que es
importante y popular, más bien lo que sucede es que la gente no se ha dado cuenta
de lo enfermizo que es, se ha hecho conocido por ser un ser de múltiples
personalidades, cuando está en esta ciudad se ve de una forma, pero en otra ciudad
del sur o en otra del norte, cambia de personalidad y se muestra de otra forma. No
como yo, insisto, me muestro en todas partes de la misma forma. Y vieran ustedes
lo que le sucede cuando viaja a otro planeta o a nuestra amada Luna, su forma se
va empequeñeciendo e incluso desaparece a cierta distancia, solo cuando va a llegar
a otro lugar nuevamente adquiere una forma visible. Parece que por sí solo no se
puede presentar, parece que su forma depende del lugar donde se encuentre. Ya, a estas alturas, el Señor Peso estaba solo escuchando a la Masa, igual como la
gente que había concurrido a este esperado encuentro.
El Señor Peso, continuó la Masa, no puede caminar solo y mirar al frente, quizás no
se ha dado cuenta pero donde él va me encuentra a mí y por más que se sacude no
puede deshacerse de mí, le soy indispensable. No se dejen engañar, a veces él les
pide que le llamen por un seudónimo, el kilogramo, pero ¿no saben que ese es mi
apellido? y ¿qué este que se hace llamar Señor me lo quiere quitar?
El Señor Peso quiso pronunciar unas palabras y sólo alcanzó a decir: “ya ves Masa,
que todo el mundo me conoce y me usa más que a ti...”. Masa lo interrumpió:
“claro, pero tú has usado publicidad engañosa, ya es hora que la gente se de cuenta
que en realidad cuando te mencionan, se refieren a mí y no a ti”.
La Masa, dirigiéndose a todos los espectadores: señores y señores, niñas y niños del
mundo, sepan ustedes que yo soy quien está en todas las cosas, independiente del
lugar en que me encuentre, que cuando van a la feria y piden que les pesen la
fruta, en realidad están pidiendo que les den cierta masa de verdura. No confundan
mi apellido, el mío es “kilogramo”, el del Señor Peso es “Newton”. No se dejen
engañar con palabras bonitas y sonantes, la verdad la tengo yo.
Y, con aclamación terminó el encuentro, los aplausos para Masa fueron bastantes,
pero todavía quedaron unos cuantos seguidores del Señor Peso.
Al otro día, en titulares de toda la prensa, escrita, radial, televisiva, números extras
de casi todas las revistes, en fin, todos los medios de comunicación, decían: “La
Masa es la Reina de la Naturaleza: La Masa dominó mejor la situación y pudo
demostrar que está en todas partes y no engaña a nadie, que en todas partes es la
misma, sin embargo el Señor Peso tuvo que reconocer que su existencia dependía
de la misma Masa y de estar o no en un Planeta o una estrella o un satélite”.
A partir del bullado encuentro es que la Masa es reconocida como la Reina de la
naturaleza y el Señor Peso, a petición expresa de la Reina, siguió llamándose así.
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